Hay momentos en la vida que lo cambian todo como fisioterapeuta y entrenador olímpico. El verano pasado, durante los Juegos Olímpicos en París, viví uno de esos momentos. Por primera vez, me encontré cara a cara con un atleta con quien había trabajado durante más de seis meses: un velocista de 100 metros de Ghana que había soñado con los Juegos Olímpicos toda su vida. Para mí, no solo fue un hito en mi carrera, sino una confirmación de cuán poderosa puede ser la combinación de fisioterapia y entrenamiento.
Un viaje global como fisioterapeuta y entrenador olímpico
El viaje comenzó seis meses antes de los Juegos Olímpicos. A través de videollamadas desde mi hogar en Noruega hasta su base en los Estados Unidos, construimos una colaboración estrecha. Aunque nunca nos habíamos visto en persona, rápidamente desarrollamos una confianza que nos permitió enfocarnos tanto en los aspectos físicos como mentales de su preparación. Analizamos análisis de sangre, ajustamos su dieta, discutimos suplementos y optimizamos su plan de entrenamiento. También me aseguré de comunicarme con su familia, su pareja y su equipo de apoyo para crear un enfoque integral en su desarrollo.
Como fisioterapeuta, el trabajo consiste en mucho más que tratar músculos. Se trata de comprender a la persona en su totalidad. Creo en una fisioterapia moderna que combina práctica basada en evidencia con un enfoque personalizado. Mi tarea era proteger su salud y darle las herramientas necesarias para rendir al máximo, al mismo tiempo que cuidaba su bienestar mental.
El primer encuentro en París
Cuando nos conocimos por primera vez en París, fue un momento lleno de emociones. Habíamos trabajado tan estrechamente, pero nunca nos habíamos visto cara a cara. Los Juegos Olímpicos en París fueron intensos, pero increíblemente inspiradores. Estar allí entre los mejores atletas del mundo y sus equipos fue como vivir un sueño que había tenido desde que comencé mi carrera como fisioterapeuta.
Lo acompañé de cerca durante la competencia. Ajustamos los detalles, desde las rutinas de calentamiento hasta cómo manejar el estrés y la presión. Se trataba de darle seguridad: hacerle saber que tenía un equipo que lo apoyaba completamente, sin importar lo que sucediera. Fue en este entorno donde realmente vi cómo la combinación de entrenamiento y fisioterapia puede llevar a un atleta a nuevos niveles.
Más que solo rendimiento
Trabajar como fisioterapeuta y entrenador en un entorno olímpico me enseñó que se trata de mucho más que ganar medallas. Se trata de comprender a la persona detrás del rendimiento: sus sueños, miedos y necesidades. La fisioterapia moderna combina ciencia con empatía, conocimiento técnico con habilidades interpersonales.
Como fisioterapeutas, podemos ser mucho más que terapeutas. Podemos ser mentores, guías y colaboradores. Podemos inspirar a las personas a lograr más de lo que creen posible. Formar parte de este proyecto y apoyar a un atleta en los Juegos Olímpicos ha reforzado mi creencia en la importancia de nuestro rol.
Hoy en día, hay innumerables oportunidades para los fisioterapeutas de combinar nuestro campo con otros roles. Entrenamiento, rehabilitación y prevención no son disciplinas separadas: se complementan entre sí. Trabajar con un atleta olímpico me ha mostrado cuán poderosa puede ser esta combinación.
Podemos marcar una gran diferencia al preocuparnos por la totalidad: cómo una persona entrena, come, duerme y maneja el estrés. Cuando nos tomamos el tiempo para construir relaciones, entender su estilo de vida y adaptarnos a sus necesidades, podemos generar un impacto duradero, no solo en su carrera, sino también en su vida.
Inspiración para el futuro
Mi experiencia en París no fue el final del viaje, sino el comienzo. Todavía trabajo con este atleta, y continuamos perfeccionando detalles y construyendo sobre lo que iniciamos. Esto me recuerda que el éxito no se trata de resultados rápidos, sino de continuidad, confianza y dedicación.
A los fisioterapeutas que sueñan con marcar la diferencia, les digo: Sueñen en grande. Rompan los límites de lo que creen posible. Las oportunidades están ahí: solo necesitan aprovecharlas.
París fue un sueño hecho realidad. Pero lo más importante que llevé de esa experiencia fue la certeza de que, como fisioterapeutas, tenemos el poder de cambiar vidas. Todo comienza con ver a la persona detrás del rendimiento.